Esbozos sobre la hermenéutica de Gadamer (2 personas)
Esbozos sobre la
hermenéutica de Gadamer
Introducción
En la cátedra de filosofía del
lenguaje, hemos tenido la oportunidad de confrontarnos con una serie de
autores, que has escrito sobre la experiencia humana de lenguaje, sus diversas
formas y manifestación, los elementos comunes. El lenguaje como una realidad y
una experiencia esencialmente humana.Cada autor ha orientado su propuesta
desde partiendo de una determinada noción del mundo y manera de comprender la
realidad. Hemos descubierto el lenguaje con su dimensión cultural, social,
comunicativa y ética.En Hans-Georg Gadamer, hemos
conseguido una de las síntesis más interesantes con un aporte que no sólo
recurre ofrecer una técnica de abordar el trabajo intelectual interpretativo
del lenguaje escrito, sino como una verdadera gnoseología pedagógica que permite
entender al hombre en su totalidad, por medio de la experiencia del lenguaje y
la interpretación como inherente a la persona. La singular forma ontológica que
ofrece Gadamer en su hermenéutica permite comprender aún más a la persona, en
su experiencia constructiva de su realidad y de su conocimiento, por ello el
enorme interés pedagógico, que ha despertado para nosotros.
Abordamos en este trabajo
inicialmente una contextualización de la vida, obra y propuesta hermenéutica de
Gadamer, para luego abocarnos a la reflexión de las categorías centrales de su
hermenéutica, como aporte valioso en el pensamiento sobre el lenguaje.Quiere ser este trabajo monográfico,
una breve síntesis sobre lo que este autor contemporáneo de gran relevancia
aporta a la filosofía, pero nos abre una intuición de lo que puede ser su
enorme aporte a la pedagogía, pues su manera de comprender al hombre y de
explicar su experiencia de conocimiento va muy en línea con las nuevas
propuesta didácticas y curriculares, esta tesis, que viene de nuestra intuición
al estudiar a Gadamer, podrá ser desarrollada en momentos posteriores.
1. Contextualizando
a Gadamer
1.1. Ubicación Biográfica
Hans-Georg Gadamer, es el filosofo creador de
una original teoría hermenéutica[1]
que le ha dado un importante puesto en el pensamiento contemporáneo, sobre todo
en el ámbito de la gnoseología y de la filosofía del lenguaje. Es alemán, nació
en Mamburgo el 11 de febrero de 1900, hijo de un científico que se dedicaba a
la investigación en el campo de la química, de quien heredó la inclinación
intelectual pero por rumbos diversos; desde joven su inclinación fue por las
humanidades, debido a su rechazo por el uso reductivista del método científico.
Sus estudios
iniciales se desarrollaron en el campo de la germánica[2],
historia, historia del arte y filosofía en las universidades de Wroclaw, Munich
y Mamburgo. En esta última universidad alcanzó el doctorado contando con tan
sólo 22 años. Su tesis doctoral, dirigida por Paul Natorp, se centró en el tema
de la esencia del placer en los diálogos de Platón. Una vez recibido el
doctorado, tomo un curso filosófico con Edmund Husserl en la universidad de
Friburgo, donde afianzó sus conocimientos sobre la fenomenología, y se insertó
en el pensamiento existencialista al hacerse discípulo de Martin Heidegger.
Estando al poder el
gobierno Nazi, en la preguerra, Gadamer se dedicó al estudio de filología
clásica, siendo tutoriado por Paul Foredländer. A partir de 1937 inicia su
gestión docente ocupando cátedras de importancia en la Universidad de Mamburgo
y Leipzig, en esta última también ocupó, aunque por breve tiempo el rectorado.
También dictó clases en la Universidad de Frankfur; y a partir de 1949 y hasta
1964 ingresó a la Universidad de Herdelber, donde pasó a sustituir en las
clases de Filosofía a Karl Jasper. Estando en esta última universidad Gadamer
profundizó sus estudios sobre Hegel y llegó a ocupar la presidencia de la
Sociedad General de Filosofía y luego la de la Academia Alemana de la Ciencia.
En el año de 1964, Gadamer
apoyó la designación de Habermas, como profesor de la Universidad de
Heldelberg, filosofo éste que después se destacó también por una iniciativa en
el campo de la hermenéutica y que con ello pasaría a ser uno de los críticos más
fuertes de la hermenéutica gadameriana[3].
En 1960, Gadamer publica su
opera magna, donde presenta un
auténtico manual de experiencias en cuanto se refiere al arte, a la literatura
y a la historia. Es su libro fundamental: Wahrheit und Methode[4],
trabajo este en el que fundamenta su propuesta sobre hermenéutica, en la cual
permite la cohesión coherente de las cuestiones técnicas con las perspectivas
filosóficas de la hermenéutica[5].
“H.G. Gadamer está considerado como la «eminencia gris» del conservadurismo político
alemán. Su figura es clara muestra de cómo puede influir en política desde la
«apolítica» de un pensamiento”[6].
En las últimas décadas se ha dedicado a escritos con fuertes debates entre
pensadores como Habermas, Lacque Derrida, Popper, también se ha dedicado a
escribir sus memorias.
Son muchos e importantes
sus discípulos y seguidores, con tanta importancia que se podría ir hablando de
una escuela gadameriana.
1.2. Pensamiento central de
Gadamer
La
hermenéutica de Gadamer se presenta dentro de un especial desarrollo ontológico
e histórico, en el que busca destacar el acontecer de la verdad y el método
necesario para llegar a ese acontecer. En su formación fue fuertemente
influenciado por el pensamiento de Husserl y especialmente por su maestro Heidegger. En su
propuesta filosófica hizo válidos esfuerzos por combinar la dialéctica de Hegel
y el pensamiento clásico hermenéutico de Schleiermacher y Dilthey, llegando a
superar a estos maestros en lo referente a la interpretación textual y dando
paso al desarrollo de la filosofía del lenguaje como eje del pensamiento
contemporáneo más reciente. “Con esa ingente obra sitúa Gadamer una cuestión
fundamental en la problemática filosófica, y es el tema de la hermenéutica en
su alcance metodológico y filosófico”[7]. Como punto de
partida Gadamer considera que el conocimiento es fundamental para la existencia
humana, la persona sólo desde su propio horizonte de interpretación, que se
construye constantemente, puede comprenderse y comprender su contexto. Para el
hombre cada conocimiento es una constante interpretación y, ante todo, un
conocimiento de sí mismo.
El hombre intenta comprender su pasado, la originariedad del ser
instalado en un punto concreto del acontecer histórico. Este le conduce a
comprender su realidad desde una «situación hermenéutica determinada» que se
caracteriza no por un enfrentamiento entre hombre y situación, sino por un
«estar el hombre en ella, formando parte de ella»[8]
Con esta
perspectiva antropológica – gnoseológica, Gadamer recoge los meritorios
antecedentes de Schleiermacher y de Dilthey y de su maestro Heidegger, y con
ello muestra que no pretende descubrir o inventar un desarrollo de la
hermenéutica, que parte desde mismo Platón; ya que la hermenéutica es una
práctica adjunta a la historia. “Uno de los más valiosos méritos en la obra de
Gadamer es la riqueza informativa con que presenta toda la historia de la
doctrina y práctica hermenéuticas, desde el pensamiento antiguo, el
Renacimiento y Romanticismo, hasta la filosofía moderna”[9]. Concretamente,
el aporte de Gadamer con respecto a la hermenéutica es su visión como
metodología universal y forma lógica superior que precede y comprende los
métodos particulares de la ciencia[10];
para Gadamer el modo de comprender humano es típicamente interpretativo,
realizando la comprensión constructiva que traduce de una realidad captada a la
propia realidad comprendida. De allí que todo conocimiento es, a su vez,
interpretación que implica el reconocimiento de la realidad que se comprende. Para Gadamer el
objeto de la hermenéutica sería “explicitar lo que ocurre en esta operación
humana fundamental del comprender interpretativo...”[11].
Gadamer entra, por lo tanto, en la línea heideggeriana, en lo que se refiere a
la comprensión y a la interpretación, en la que se admite el concepto de
«círculo hermenéutico», subrayando que para la comprensión del todo es
necesario el comprender las partes y para comprender las partes se ha de
comprender el todo. Proceso anasintáctico, inductivo – deductivo, que coactúa
en la experiencia humana. “Con esto rechaza tanto el subjetivismo como un
objetivismo racionalista y positivista”[12].
1.3. Antecedentes en el
ámbito de la filosofía
Para continuar
en esta contextualización del aporte de Gadamer se hace necesaria la ubicación
en lo que han ofrecido autores de la hermenéutica previos. Escritores clásicos
que ya han sido mencionados, pero que tienen influencia relevante en la obra de
Gadamer y constituyen parte fundamental de la síntesis gadameriana.Se hace
hincapié en el ámbito filosófico de la hermenéutica porque esta corriente ha
tenido también una tendencia de importancia en la interpretación y exégesis
teológica, sobre todo en autores cristianos. En este
desarrollo filosófico hacemos breve mención de tres hombres de importancia para
la Historia de la Filosofía, en especial en la reflexión hermenéutica, autores
que no sólo han sido antecesores de Gadamer sino también fuente de su
pensamiento. Estos autores son: Schleiermacher, Dilthey y Heidegger.
1.3.1. Schleiermacher, padre de la
hermenéutica
El concepto y la cuestión de la
hermenéutica, emergen primigeniamente, entendiendo su contextualización
filosófica actual, con el autor Friederich Schleiermacher (1768-1834)[13],
aunque él parte realmente de la problematización teológica de la misma. Para
Schleiermacher la hermenéutica es el arte de comprender con más exactitud, es
una doctrina metódica que se encuentra dirigida, no a un saber teorético, sino
a su uso práctico, específicamente a la aplicación técnica de la interpretación
correcta de un texto, sea este hablado o escrito[14].
“Schleiermacher, (...) intenta sobre todo reconstruir la determinación original
de una obra en su comprensión. Pues el arte y la literatura, cuando se nos
trasmiten desde el pasado, nos llegan desarraigados de su mundo original”[15].
Este autor es considerado por los
posteriores filósofos de la hermenéutica y del lenguaje como el padre de la
hermenéutica moderna, ya que su aporte logró superar los límites de la
hermenéutica tradicional, dando realce a los que se refiere a la apropiación
intuitiva del autor, la comprensión adivinatoria, el sentir-con, el
compenetrarse, el sin-tonizar, el entrar a la vida de uno. Cosa dada en una especia
de intuición global, no sólo en el campo intelectual, sino también en el campo
afectivo: “Hay que comprender el todo para poder comprender la parte y el
elemento y, más en general, es preciso que texto y objeto interpretado, y
sujeto interpretante, pertenezcan a un mismo ámbito, de una manera que se
podría calificar de circular”[16].
He aquí los orígenes teóricos del llamado «círculo hermenéutico».
Para Schleiermacher lo referido a la
comprensión intuitiva debe ir acompañado con la comprensión comparativa o
histórica, en la combinación de ambas se cumple la tarea hermenéutica. Mientras
que la comprensión intuitiva significa un presentir o un concebir inmediato del
sentido, la comprensión comparativa consiste en una fusión, por parte de la
compresión de varios datos aislados. Ambos momentos constituyen el círculo
hermenéutico, forman una unidad que exige meterse en el autor, hacerse de su
situación e intención, a su mundo de pensamiento, de representación[17].
En Schleiermacher el círculo
hermenéutico se presenta definido en sus dos dimensiones fundamentales: por una
parte, el necesario pre-conocimiento de la totalidad de la obra que se debe
interpretar y, por otro, la necesaria pertenencia de, tanto la obra como el
intérprete, a un ámbito mayor.
La exigencia introspectiva que
pretende Schleiermacher “ha sido últimamente convertida en cuestionable o al
menos relativizada por Gadamer”[18].
El mismo Gadamer afirma: “El lenguaje es un campo expresivo, y su primacía en
el campo de la hermenéutica significa para Schleiermacher que, como interprete,
puede considerar sus textos como puros fenómenos de expresión, al margen de sus
pretensiones de verdad”[19].
De allí que Gadamer dé pasos más radicales y de índole ontológica que le
permita sustentar sus aportes a la hermenéutica
.
1.3.2. Dilthey, hermenéutica e
interpretación histórica
Este autor, Wihelm Dilthey
(1833-1911)[20],
centra su obra fundamentalmente en un esfuerzo reflexivo de construir una
crítica de la razón histórica, tratando de fundamentar la validez de las
ciencias del espíritu. Para su oferta en el discurso sobre hermenéutica, se
remonta directamente a Schleiermacher, de quien escribe una biografía y es
capaz de profundizar válidamente la propuesta de este, mejorarla y lanzarla al
siglo XX.
Su punto de
partida está en concebir una clara diferenciación entre las ciencias de la
naturaleza y las ciencias del espíritu. “El objeto de las ciencias de la
naturaleza son los fenómenos exteriores al hombre, mientras que las ciencias de
del espíritu estudian al mundo de las relaciones entre los individuos, mundo
del cual los hombres poseen una conciencia inmediata”[21].
Esto tiene su enorme importancia en lo que a gnoseología se refiere, pues cada
área del conocimiento maneja realidades, conceptos y categorías diversas, y,
por ende, también exigen métodos distintos.
Las ciencias naturales siguen el
método de la explicación y las ciencias del espíritu el método de la
comprensión. La naturaleza se explica, pero la vida espiritual se comprende. De
aquí que para Dilthey, la hermenéutica no sólo está referida a una técnica
auxiliar para el estudio de las ciencias del espíritu, es para él “un método
igualmente alejado de la arbitrariedad interpretativa romántica y de la
reducción naturalista que permite fundamentar la validez universal de la
interpretación histórica”[22].
Su afán historicista lleva a Dilthey a proponer una hermenéutica como
interpretación que se basa en un previo conocimiento de los datos de la
realidad que se intenta comprender, sean estos históricos o filológicos.
Como se puede destacar, Dilthey va
más allá del intento de Schleiermacher de recrear la experiencia del autor.
Para Dilthey los eventos históricos se deben leer como expresiones concretas de
la vida; con respecto a esto Gadamer indica: “El análisis lógico diltheyano del
concepto del nexo de la historia representa objetivamente la aplicación del
postulado hermenéutico de que los detalles de un texto sólo pueden entenderse
desde el conjunto, y éste sólo desde aquellos, pero proyectándolo ahora sobre
el mundo de la historia”[23].
Definitivamente para Dilthey la historia es un texto que pide ser interpretado
y comprendido, de esto tomará mucho Gadamer al momento de pretender la
contextualización del autor del texto y del interprete.
Con el aporte de Dilthey, se
entiende que la hermenéutica cumple al tomar en cuenta la significación de los
eventos históricos. Se entiende de esta manera que cada lector en su momento
puede interpretar el pasado, ya que todos los eventos pretéritos son efectos
del espíritu humano, en cuyas estructuras y capacidades participa el
intérprete.
El sujeto que comprende, entonces, no es concebido al modo
fenomenológico como una conciencia pura, aséptica y neutral, sino como una
conciencia que es afectada por una experiencia vital común a lo que subyace en
la historia o en el texto y que es expresada en su logos vivencial[24].
Se puede
afirmar con esto, que la hermenéutica propuesta por Dilthey permite comprender
a un autor mejor de lo que el propio autor se entendía a sí mismo, y en una
época histórica mejor de lo que pudieron comprenderla quienes vivieron en ella.
1.3.3. Heidegger, hermenéutica de la
existencia
Cuando Martin Heidegger (1889 –
1976)[25],
orientado por la filosofía del sentido del ser, realiza su análisis
existenciario - ontológico del hombre,
esto se le convierte en una hermenéutica de la existencia, lo que es igual a
decir que es una interpretación comprensiva de lo que es la existencia.
Heidegger es su estudio radicaliza la intuición de Dilthey ya que el hecho de
entender se eleva ontológicamente, instalándose en la base misma de la
existencia humana, ser hombre, es comprender, significa entender. “Puesto que
el comprender y la interpretación constituyen la estructura existenciaria del
«ahí», tiene que concebirse el sentido como armazón existenciario formal del
«estado de abierto» inherente al comprender”[26]. Heidegger esta claro que no se trata de una
simple comprensión psicológica de otros hombres, ni tampoco reducido a la
comprensión de las ciencias del espíritu, según Dilthey; es en definitiva una
comprensión más radical, la comprensión del ser.
Heidegger no entiende, por lo tanto,
la hermenéutica como un método científico – espiritual, supera por ello a
Dilthey y expresa que la hermenéutica no es una dirección dentro de la
fenomenología, pero tampoco algo sobrepuesto a ella, es para Heidegger: “un
modo de pensar «originariamente» (mediante una teoría y una metodología) todo
lo «dicho» es un «decir»”[27].
La esencia hermenéutica de la
existencia humana se expresa por la comprensión que el hombre tiene del mundo y
de la historia. “La ontología del ser humano intenta dilucidar el fenómeno de
la totalidad de la naturaleza en el contexto de ser-en-el-mundo. Desde la
perspectiva de dicha totalidad es entendida la categoría heideggeriana de la
«precomprensión», que es la que, a su vez, posibilita la «comprensión»”[28].
Se entiende acá al primer Heidegger que analiza la existencia, su
interpretación y comprensión desde la descripción de las primeras
determinaciones del «Dasein», el «ser ahí». Dice el mismo Gadamer refiriéndose
a la propuesta de su maestro:
En cuanto que Heidegger resucita el tema del ser y rebasa con ello a
toda metafísica anterior (...), gana frente a las aporías del historicismo una
posición fundamentalmente nueva. El concepto de la comprensión no es ya un
concepto metódico, (...).7 La comprensión no es tampoco, como en el intento de
Dilthey de fundamentar hermenéuticamante las ciencias del espíritu, una
operación que seguirá en dirección inversa, al impulso de la vida hacia la
idealidad. Comprender es el carácter óntico original de la vida humana misma[29].
Según la doctrina heideggeriana, el hombre está abierto a la
comprensión, eso supone su «poder ser», acá se hace patente también la
estructura circular de toda interpretación, es por ello que algo particular así
se muestra, si previamente se está en posesión de un sentido de totalidad, de
una globalidad, dentro de la cual lo particular puede emerger, en cuanto
particular. Los fundamentos de la dialéctica del círculo hermenéutica siguen
presentes.
El segundo Heidegger, partiendo de
su obra: El camino hacia el lenguaje, publicada en 1959, expresa que el
lenguaje, configura la esencia del lenguaje humano y la condiciona en su
expresividad, de allí que también condicione su interpretación o hermenéutica.
Heidegger da un paso adelante, ya la intelección no se sitúa bajo el signo de
la analítica existencial, sino bajo el signo de la ontología del lenguaje. “La
iluminación del «ser» ocurre en el lenguaje y en el lenguaje se revela la
«intelección del ser». Por ello, en el hombre habla la voz del ser”[30].
Vemos que en esta parte Heidegger se concentra más bien en el acontecer del
lenguaje, intentando presentarlo a partir de su filosofía del ser. De acá la
significatividad que tiene la propuesta hermenéutica de Heidegger en el
desarrollo del pensamiento gadameriano.
2.
La propuesta hermenéutica de Gadamer
Una vez contextualizada la experiencia que permite a Gadamer hacer
síntesis y ofrecer elementos para una nueva hermenéutica, vamos a la parte
central de nuestro trabajo: presentar los aspectos y categorías centrales de la
hermenéutica gadameriana.
Gadamer, como discípulo de Heidegger, en su obra magistral: Verdad y
Método, prolonga la iniciativa hedeggeriana, con un giro ontológico y
lingüistico. Ante la propuesta radicalmente proyectiva, de futuro, en
Heidegger. Nuestro autor complementa, con lo pretérito, una fundamentación
histórica que rescata el pasado. El hombre no solamente va hacia..., tiende
a..., si no que también viene de... El horizonte existencial no sólo implica la
contemplación de lo que viene, sino de lo que fue.
2.1. Fundamentos de la
hermenéutica gadameriana
El horizonte será pues el ámbito de captación que recoge y toma todo lo
que se presenta ante el conocer, desde la condición de cada persona. “Pero el
horizonte del intérprete puede ensancharse, ampliarse hasta su fusión con el
horizonte del objeto que se desea comprender”[31].
Para Gadamer el comprender no es tanto una acción de alguien, cuanto más bien
insertarse en lo que se ha vivido mediante la transmisión histórica, en la que
se logra la síntesis del pasado y el por-venir.
La comprensión para Gadamer implica necesariamente la forma del lenguaje,
como agente existencial mediador de la experiencia hermenéutica.
El lenguaje cumple esa misión de unir los horizontes, realizar una
continua síntesis entre lo que viene del horizonte pasado y en horizonte del
presente. Sobre esto reflexionaremos más adelante. En el pasado se ubica el
texto y la tradición, en el presente el intérprete, con su posibilidad de
comprensión y con sus prejuicios. No se admite la intención de fenomenología de
Husserl de hacer epojé, descontar los prejuicios; estos son importantes,
aportan mucho en la acción hermenéutica. “En realidad el horizonte del presente
está en un proceso de constante formación en la medida en que estamos obligados
a poner a prueba constantemente los prejuicios”[32].
Regresamos, para entrar en la reflexión sobre los aportes concretos de
Gadamer, a su tesis inicial. La manera esencial de comprender del hombre
consiste en la interpretación, que va realizando una comprensión antropológica
o traducción de una realidad externa a la propia realidad subjetiva. El conocimiento,
como facultad propiamente humana, implica dialécticamente una interpretación y,
sin lugar a duda, toda interpretación humana implicará, por ende, un
reconocimiento de la realidad estudiada o que se quiere comprender.
Por lo tanto, el objeto central de la hermenéutica gadameriana será:
“Explicar lo que ocurre en esta operación humana fundamental del comprender
interpretativo: este se nos aparece ahora como una experiencia antropológica,
es decir, como experimento de realidad”[33]. Para ello la experiencia dialógica de las
preguntas y respuestas es fundamental.
En la interpretación de un texto, el intérprete se abre a un diálogo, el
texto se expresa, responde a las propias inquietudes y formula también sus
interrogantes. Ese diálogo que puede no tener fin, también puede entenderse
como acabado cuando, intérprete y texto, alcanzan la verdad de las cosas y esta
verdad los integra, una verdad siempre referida a las inquietudes de quien hace
la experiencia hermenéutica y de la obra, sujeto de la hermenéutica.
Ya hemos tratado algunas categorías centrales de la propuesta
gadameriana, que fundamentan teóricamente sus aportes: comprensión,
interpretación, confluencia de horizontes, prejuicios. Pasamos seguidamente a
considerar algunos aspectos que configuran y van dando estructura a esta
neohermenéutica.
La tradición es para Gadamer un elemento clave en su pensamiento. El
horizonte se configura en la historia, en la que interactúan las experiencias
humanas. “El horizonte no se forma pues al margen del pasado. Ni existe un
horizonte del presente en sí mismo, ni hay horizontes históricos que hubiera
que ganar. Comprender es siempre el proceso de fusión de estos presuntos
«horizontes para sí mismo»”[34].
Y admite Gadamer que esta fusión se da en el constante dominio de la tradición,
ya que en ella lo antiguo y lo novedoso se conjugan y crecen equilibradamente.
No hay estancamiento, pero tampoco supresión de la memoria del pasado.
Entiende Gadamer que lo que se busca descubrir, en la experiencia
hermenéutica, es un acontecer histórico y más específicamente de la tradición.
La misma funge como acontecimiento moral, que es capaz de expresarse, decir lo
suyo libremente. Se da en Gadamer una recuperación valiosa de la tradición que
había caído, con el racionalismo y el positivismo, en una comprensión sin valor
y hasta peyorativa. La tradición no es considerada, por el autor de Verdad y
Método, como algo a lo que hay que disminuirse, hacerse sumiso, renunciando a
la conciencia del presente, sino como un elemento vital que hace síntesis en la
misma forma de comprender del hombre[35].
La relación que se da en la experiencia hermenéutica es imposible sin
tradición, como hecho objetivo, y sin prejuicio, como aporte propio del sujeto;
esta relación se expresa en la forma como se transmite la tradición por medio
del lenguaje. Ante esto Gadamer expresa:
La hermenéutica tiene que partir de que el que quiere comprender está
vinculado al asunto que se expresa en la tradición desde la que habla lo
transmitido. Por otra parte, la conciencia hermenéutica sabe que no puede estar
vinculada al asunto al modo de una unidad incuestionable y natural[36].
La manera de entender
la tradición escapa a la del movimiento romántico, Gadamer la supera,
insertándola a la historicidad; es la tradición la que permite la conciencia de
la eficacia histórica.
Se puede decir algo
también, paralelamente a la tradición, sobre la autoridad. Para Gadamer la
autoridad también se introyecta en el acontecer histórico y hermenéutico. El
autor hace un esfuerzo por quitarle todo el peso peyorativo del que se le ha
cargado. Para él no es contraria a la razón ni a la libertad, tampoco es
sinónimo de obediencia ciega o aceptar la dictadura.
En Gadamer la autoridad tiene una connotación muy valiosa en el campo
del conocimiento y la interpretación: “Es verdad que la autoridad es en primer
lugar un atributo de personas. Pero la autoridad de las personas no tienen
fundamento último en un acto de sumisión y de abdicación de la razón, sino en
un acto de reconocimiento y de conocimiento...”[37].
El reconocimiento implica valoración de los juicios y perspectivas superiores a
los propios, sea por experiencia o manejo de lo concreto y/o lo global. Es por
ello que la autoridad no es otorgada, es en esencia adquirida, no está sujeta
tanto al orden moral de la obediencia, cuanto al orden gnoseológico del
conocimiento y ontológico de la comprensión hermenéutica.
2.2. Cómo funge la
hermenéutica de Gadamer
Como ya se ha visto, para Gadamer comprender e interpretar textos no
está sólo referido al ámbito científico, sino que pertenece a la misma vivencia
humana, en el mundo y en la historia. La hermenéutica ha permitido rastrear la
experiencia de la verdad, buscarla, indagar sobre ella, como experiencia
realizativa de cada persona. Es una visión que hace de la hermenéutica una
metodología universal y una manera lógica que antecede u absorbe los métodos
particulares de la ciencia. Esta visión trasciende la oferta de su maestro
Heidegger, que es su propio punto de partida. Por esto, la hermenéutica ha pasado
a ocupar un puesto relevante en la reflexión filosófica actual.
Siendo el comprender, el carácter óntico de la vida humana, cuando se
analiza concretamente un texto, se entiende que éste tiene un autor, con su
propia historia de vida, con su contexto histórico que lo condiciona, con la
situación en que ha vivido, se ha desarrollado, ha crecido, se ha constituido.
Esto, que se aplica a la existencia del autor del texto, es aplicable a su vez
al texto mismo, a la obra que se deja para la posteridad y que asume
personalidad propia. Esto permite hacer conciencia histórica del contexto de lo
que se interpreta: “El interés histórico no se orienta sólo hacia los fenómenos
históricos, las obras transmitidas, sino que tiene como temática secundaria el
efecto de los mismos en la historia”[38]
El problema histórico entra, por lo tanto, no sólo con una pretensión
mensurable y positivista de acertar un dato de la historia, sino entender el
valor de la historia efectual, como conciencia de la situación hermenéutica en
que se está.
En el acto y hecho de la interpretación también se da una situación
histórica , aunque sea de momento presente, donde influyen las motivaciones y
expectativas hacia el futuro que tiene el intérprete. Quien interpreta tiene su
horizonte, tiene su propio pasado y vive una situación concreta en el momento
que interpreta. Su acción interpretadora no se separa de su realidad vivida, de
lo que es, y con ese horizonte aborda el texto.
Existen prejuicios, precomprensiones de parte del interprete, sobre la
obra que analiza. Existen expectativas sobre lo que se quiere lograr y arrojar
con ese análisis.
El diálogo que se dará con el texto implica, de parte del intérprete,
toda una carga de puntos de vista, de concepciones, dadas por su momento
histórico; ciertamente diverso al del texto y al del autor del mismo.
El mismo texto, una vez que fue escrito adquiere personalidad, asume
independencia, y va pasando por el devenir histórico, siendo presa de múltiples
elucubraciones que se le van apropiando.
El texto mismo tiene su contexto, que se ensancha con el paso del
tiempo, con las múltiples interpretaciones de que es objeto. El intérprete debe
recibir no sólo el texto tal cual, en su presencia física, objetiva, sino con
las variadas interpretaciones que del texto se han hecho. Puede el intérprete
criticar, argumentar, pero ya son parte del texto, se conozcan o no las mismas,
ya forman parte de la tradición del texto.
En esa realidad del autor del texto y del texto mismo y de la realidad
del intérprete se conjuga un diálogo, como experiencia del círculo hermenéutico
que describe Gadamer. Esa vivencia dialógica de preguntas y respuestas, entre
los horizontes que se fusionan, implican la relación hermenéutica. “La estrecha
relación que aparece entre preguntar y comprender es la que da a la experiencia
hermenéutica, su verdadera dimensión”[39].
Esto plantea un continuo, que hace entender el límite propio de la
interpretación humana; la comprensión será pues siempre finita e histórica,
nunca finalizada ni totalmente correcta. “Entre la precomprensión del
intérprete y el sentido del texto se da una comunicación dialógica móvil y
siempre creciente”[40].
2.3. Neohermenéutica
gadameriana y lenguaje
Con la reflexión de Heidegger y Gadamer, se entiende claramente la
realidad existencial del comprender hermenéutico y de la naturaleza lingüística
del hombre. Ciertamente que, al Gadamer plantear la experiencia hermenéutica
como una ontología, no se centra sólo en el lenguaje, pero para Gadamer el
lenguaje es el conductor eficaz que permite la experiencia de interpretación y
comprensión del acontecer de la verdad.
En el lenguaje se da la síntesis entre la experiencia del mundo y la
realidad personal. En el lenguaje, donde habita el ser, según Heidegger, se
incluye el contenido transmitido y ese contenido abarca la experiencia del
mundo y la conciencia histórica.
El lenguaje es pues, condición fundante y fundamental para la
experiencia hermenéutica. Experiencia dada en el diálogo, en la conversación,
en el intercambio de ideas, por medio de habla o la escritura. “El lenguaje es
el medio en el que se realiza el acuerdo de los interlocutores y el consenso
sobre las cosas”[41]. El
diálogo se entiende pues, como un camino que permite llegar a acuerdos; la
interpretación hermenéutica de uno y otro es compartida, como síntesis
relacional, intersubjetiva.
La experiencia de diálogo que permite a los interlocutores situarse en
el lugar del otro para comprenderlo, es análogamente la misma que se hace al
hermenéuta abordar un texto y a su autor. Se conjugan las contradicciones, las
refutaciones, los desacuerdos, los puntos de vista. En fin, se intercambia la
vida.
El lenguaje hablado, pero sobre todo el escrito, permite captar la vida
y el aporte de otro. “En la escritura el sentido de lo hablado está ahí, por sí
mismo, enteramente libre de todos los momentos emocionales de la expresión y la
comunicación”[42]. Se
descubre, por lo tanto que el lenguaje es una tradición creativa, una
vinculación poética, una producción de sentido que emana de la persona, del
horizonte subjetivo del intérprete. No en vano Gadamer lo presenta como el hilo
conductor de la ontología hermenéutica.
Vemos pues que en la propuesta hermenéutica de Gadamer se expresa una
dialogicidad circular del pensamiento, que no cae en la condena viciosa. En
Gadamer se admite el círculo hermenéutico de la conciencia, en fidelidad al
pensamiento alemán contemporáneo; pero de manera especial la conciencia de la
existencia de la historicidad, donde se cristalizan los existenciarios, y de la
lingüicidad, desde donde se expresan los mismos.
Conclusión
A resultado sumamente
interesante el estudio un poco más profundo de este autor, en su
contextualización, al abordar su filosofía y sobre todo al describir su
hermenéutica, hemos podido captar una enorme coherencia, dando posibilidad de
rescatar aspectos tan importantes, que la contenporaneidad se estaban
perdiendo. Elementos tan importantes para el pensar y hacer del hombre tales
como: la tradición, los prejuicios y la autoridad.
Propone también una
interesante epistemología del mundo y de la persona con un fuerte sustento en
la ontología heideggeriana. Su concepción de la comprensión que ofrece una
integral gnoseología, ha permitido contrarrestar esta propuesta de hermenéutica,
como forma esencial del hombre, con las posibilidades pedagógicas que están
emergiendo emn el último siglo, entendiendo que muchas de estas están referido
unicamemente a estados psicológicos de la conciencia, pero que se pueden ver
enriquesidas con fundamentos teóricos tan sólidos y coherentes como el de
Gadamer
Este autor da pie para
no quedarse sólo en el peligro que corre la filosofía actual de encerrase en el
análisis del lenguaje, es necesario abrir nuesvo horizontes, nuevas
perspectivas que enriquezcan el comprender humano. No puede ser el sentido de
la filosofía, el sólo hecho de indagar, hacer metareflexiones únicamente
contemplativas de la realidad del pensamiento y del lenguaje, se tiene que
explicitar esa reflexión, y la manera más clara de esa explicitación descansa
en la educación
Sería muy interesante
revisar la experiencia docente de Gadamer, y con ello entrever, los aportes
didácticos de quien entiende una manera de intelección humana, de forma
anasíntetica, que funge en una continua dialéctica de inducción y deducción,
comprendiendo a su vez el todo y las partes de toda la experiencia vivida, en
la fusión del horizonte del pasado y del presente, hacia el futuro, el la
conexión de los horizontes del objeto que se conoce, se interpreta y del sujeto
que hace de intérprete.
Lic. Gerardo Luis Lugo Rengifo
[1] Hermenéutica: la voz έρμηνεία significa
primariamente «expresión (de un pensamiento)»; de ahí explicación y sobre todo
interpretación del mismo. Cf. FERRATER J., Diccionario
de filosofía, Tomo II, Ariel, Barcelona 1994, p. 1622.
[2] Lenguas Germánicas: "subfamilia de las
lenguas indoeuropeas. Más de 400 millones de personas hablan estas lenguas en
el norte y oeste de Europa, en América del Norte, Sur de África y Australia.
Las lenguas germánicas se agrupan en función de los parecidos que existen en su
fonología, gramática y léxico, y se piensa que pudieran haber derivado de una
lengua antigua y común. En el caso de los dialectos regionales no escritos, los
escandinavos, dentro de los cuales el danés presenta una divergencia mayor,
forman una única área idiomática que mantiene un alto grado de recíproca
comprensión (excepto el islandés, que se mantuvo mucho tiempo aislado y
conserva muchos arcaísmos).Los dialectos germano-neerlandeses constituyen otra
área idiomática. En ambas áreas, la lengua hablada varía gradualmente de un
pueblo a otro, y a medida que aumenta la distancia, se acumulan grandes
diferencias. Además, en los dos casos existe más de una norma literaria que se
corresponde con las determinadas divisiones históricas y políticas. Cuando se
habla, por ejemplo, de lengua sueca lo que se está remarcando es su específica
norma literaria". En Enciclopedia
Microsoft Encarta 2000. Lenguas
Germánicas, Microsoft Corporation 1993-1999.
[3] Cf.
URDANOZ T., Historia de la Filosofía, Tomo
VIII, BAC, Madrid 1985, p. 167.
[4]
Verdad y Método. Titulo
original: Wahrheit und Methode. Grundzügeciner
philosophischen Hermeneutik, Tibunga, 1961. Edición
en español: Verdad y Método, Sígueme,
Salamanca 1973.
[5] Cf.
REALE G. – ANTISERI D., Historia del
pensamiento filosófico y científico. Del romanticismo hasta hoy, Tomo III,
Herder, Barcelona 1998, p. 557.
[6] MUÑIZ
V., Introducción a la Filosofía del
Lenguaje. Problemas ontológicos, Antrhropos Editorial del Hombre, Barcelona
1989, p. 66.
[7]
URDANOZ T., o.c., p. 168.
[8] MUÑIZ
V., o.c., p. 67.
[9]
URDANOZ T., o.c., p. 168.
[10] Cf.
Ibídem, p. 169.
[11]
ORTIZ-OSÉS A., La nueva filosofía
hermenéutica, hacia una razón axiológica posmoderna, Anthropos Editorial
del Hombre, Barcelona 1986, p. 49.
[12] FERRATER J., o.c., Tomo I, p. 1422.
[13] Friederich Schleiermacher: " Nació
en Breslau y educado en una comunidad de la secta protestante moravia de los
«herrnhutianos», estudió teología en Halle. Predicador en Berlín desde 1796
hasta 1802, se relacionó con el círculo romántico, posteriormente fue profesor
de teología y filosofía en Halle (...). Platón, Spinoza Jacobi y Kant fueron
algunos de los que influyeron en la formación del pensamiento de
Schleiermacher". FERRATER J., o.c.,
Tomo IV, p. 3193.
[14] Cf.
CORETH E., Cuestiones fundamentales de
hermenéutica, Herder, Barcelona 1972, p. 31.
[15]
GADAMER H-G., Verdad y Método,
Sígueme, Salamanca 1977, p. 219.
[16] REALE G. – ANTISERI D., o.c., p. 46.
[17] Cf. CORETH E., o.c., p. 32.
[18]
Ibídem.
[19]
GADAMER H-G., o.c., pp. 251-252.
[20]
"Dilthey, Wilhelm Filósofo de la historia y la cultura alemán,
cuyas teorías han influido de forma notable en teología y sociología. Nacido en
Biebrich (Renania), Dilthey estudió en Heidelberg y Berlín. Como profesor de
filosofía en las universidades de Basilea, Kiel, Breslau (actual Wroc³aw,
Polonia) y Berlín combatió la dominación del conocimiento por las ciencias
naturales ‘objetivas’; pretendía establecer una ciencia ‘subjetiva’ de las
humanidades (Geisteswissenschaften).
Según Dilthey, estos estudios humanos subjetivos (que incluyen derecho,
religión, arte e historia) deberían centrarse en una realidad
histórica-social-humana. Afirmaba que el estudio de las ciencias humanas supone
la interacción de la experiencia personal, el entendimiento reflexivo de la
experiencia y una expresión del espíritu en los gestos, palabras y arte.
Dilthey razonó que todo saber debe analizarse a la luz de la historia; sin esta
perspectiva el conocimiento y el entendimiento sólo pueden ser parciales".
En Enciclopedia Microsoft Encarta 2000.
Dilthey, Wilhelm, Microsoft
Corporation 1993-1999.
[21] REALE G. – ANTISERI D., o.c., p. 407.
[22] FERRATER J, o.c, Tomo II, p. 1623.
[23]
GADAMER H-G., o.c., p. 254.
[24]
MUÑIZ V., o.c., p. 61.
[25]
"Heidegger, Martin: filósofo alemán que
desarrolló la fenomenología existencial y que ha sido considerado el filósofo
más original del siglo XX. Nacido en Messkirch (Baden) el 22 de septiembre
de 1889, estudió teología católica y después filosofía en la Universidad de
Friburgo, donde fue alumno de Edmund Husserl, el fundador de la fenomenología.
Heidegger comenzó a enseñar en Friburgo en 1915. Después de impartir clases
durante cinco años en Marburgo, llegó a ser profesor de filosofía en Friburgo
en 1928. Murió en Messkirch el 26 de mayo de 1976. En Enciclopedia
Microsoft Encarta 2000. Heidegger
Martin, Microsoft Corporation 1993-1999.
[27]
FERRATER J., o.c., Tomo II, p. 1624.
[28]
MUÑIZ V., o.c., p. 61.
[29]
GADAMER H-G., o.c., p. 325.
[30]
MUÑIZ V., o,c,, p. 64. (El subrayado es del autor)
[31]
MUÑIZ V., o.c., p. 67.
[32]
GADAMER H-G., o.c., p. 376.
[33]
ORTIZ-OSÉS A., o.c., p. 49.
[34]
GADAMER G-H., o.c., p. 377.
[35] Cf.
MUÑIZ V., o.c., p. 69.
[36]
GADAMER G-H., o.c., p. 365.
[37]
Ibídem, p. 347.
[38]
GADAMER, G-H., O.C., p. 370.
[39]
GADAMER G-H., o.c., p. 453.
[40]
MORENO A., El aro y la trama, episteme, modernidad y pueblo,
CIP-UC, Caracas-Valencia 1993, pp.72-73.
[41]
GADAMER G-H., o.c., p. 462.
[42]
Ibídem, p. 471.
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