IDEAS PARA UNA FENOMENOLOGÍA PURA Y UNA FILOSOFÍA FENOMENOLÓGICA ( 1 persona)
IDEAS
PARA UNA FENOMENOLOGÍA PURA Y
UNA
FILOSOFÍA FENOMENOLÓGICA
Husserl, Edmund (1859-1938)., en Fernández, Clemente
(Comp.), 1976: Los Filósofos Modernos.
Vol. II. Madrid: BAC. Pp. 319-324
LIBRO I - INTRODUCCIÓN
GENERAL A LA FENOMENOLOGÍA PURA
SECCIÓN 1.- Esencia y
conocimiento de la esencia
CAPÍTULO I.- Hechos y esencias
§ 1. Conocimiento natural y experiencia
El conocimiento
natural comienza con la experiencia Y permanece dentro de ella. En la actitud
teórica que llamamos "natural" se designa, pues, el horizonte total
de las posibles investigaciones con una sola palabra: el mundo. Las ciencias de
esta actitud primitiva son según esto, en su conjunto, ciencias del mundo, y,
mientras son las exclusivamente dominantes, son convertibles los conceptos
"ser verdadero", "ser efectivo”, esto es, ser real y -puesto que
todo lo real confluye en la unidad del mundo -"ser en el mundo".
A cada una
corresponde un dominio de objetos como campo de sus investigaciones, y a todos
sus conocimientos, es decir, aquí a todas sus enunciaciones rectas,
corresponden, como fuentes originarias de fundamentación justificante, ciertas
intuiciones, en las que se dan a sí mismos, y al menos parcialmente de manera
originaria, los objetos de su dominio. La intuición en que se da la primera
esfera, natural, del conocimiento es la experiencia natural; y la experiencia
en que se dan los objetos originariamente es la percepción, entendido el
término en su sentido habitual, como se habla de la justificación como
experiencia teórica. Tener algo real dado originariamente, "verlo"
simplemente y "percibir", son una sola cosa.
Experiencia
originaria la tenemos de las cosas físicas en la "percepción
externa", pero ya no en el recuerdo o en la espera; también la tenemos de
nosotros mismos y de nuestros estados de conciencia en la así llamada
percepción interna de sí mismo, pero no de los demás ni de sus vivencias, en la
empatía. Vemos a los demás sus "vivencias" en razón de la percepción
de sus manifestaciones corporales. Este ver de la empatía es, sin duda, un acto
intuitivo en que se da algo, pero no ya de manera originaria. El otro y su vida
psíquica se hacen conscientes como "estando ahí él mismo" y a una con
su cuerpo, pero no como éste dado originariamente.
El mundo es el
conjunto de objetos de la experiencia posible y del conocimiento experimental
de objetos que sobre la base de la experiencia actual son concebibles en un
pensar teorético recto. No es ahora el lugar de ventilar la cuestión de cómo
aparece más en concreto el método científico experimental, cómo funda su
derecho de sobrepasar los estrechos límites de lo dado directamente en la
experiencia. Ciencias del mundo, por lo tanto, ciencias de la actitud natural,
son todas las llamadas ciencias naturales en sentido estricto y lato, las
ciencias de la naturaleza material, pero también las de los seres animados con
su naturaleza psicofísica; por lo mismo, también la filosofía, la psicología,
etc. Pertenecen también a esta clase las llamadas ciencias del espíritu, la
historia, las ciencias culturales, las disciplinas sociológicas de toda suerte;
dejamos por ahora abierta la cuestión de si se las debe equiparar a las
ciencias naturales u oponérselas a ellas, si se presentan como ciencias naturales
o como ciencias de un tipo esencialmente nuevo.
§ 2. El hecho. Inseparabilidad M hecho y de la esencia
Las ciencias
experimentales, en sentido ordinario, son ciencias de hechos". Los actos
de conocimiento experimental que las fundan ponen algo real individual; lo
ponen como algo existente espacial y temporalmente, como algo que existe en
este tiempo, tiene esta duración determinada suya y un contenido de realidad,
que, por lo que hace a su esencia, podría haber existido en cualquier otro
punto del tiempo; también como algo que existe en este lugar, en esta forma
física (o lo que, en su caso, se da a una con esto corporal de esta forma); y
en todo este conjunto podría la misma cosa real, considerada según su esencia
propia, estar en cualquier, lugar con cualquier forma, y lo mismo alterarse, mientras
que de hecho no se ha alterado, o alterarse de otra manera de la que de hecho
se ha alterado. El ser individual de toda clase es, en términos generales,
"contingente". Es de esta manera, y podría, según su esencia, ser de
otra. Aun cuando puedan valer determinadas leyes naturales, en virtud de las
cuales, cuando de hecho se dan tales y tales circunstancias reales, deben darse
tales consecuencias, tales leyes expresan tan sólo regulaciones fácticas, que
incluso podrían sonar de manera completamente distinta, y que presuponen ya,
como pertenecientes de antemano a la esencia de los objetos de la experiencia
posible, el que tales objetos regulados por ellas, considerados en sí mismos,
son contingentes.
Pero el sentido de
esta contingencia, que vale tanto como facticidad, se acota o queda determinado
en que está referida correlativamente a una necesidad que no significa la mera
existencia fáctica de una regla válida de la coordinación de los hechos
espacio-temporales, sino que tiene el carácter de la necesidad esencial, y con
ello, relación a la universalidad esencial. Al decir: "Todo hecho podría,
por su esencia, ser de otra manera", con ello hemos ya enunciado que
pertenece al sentido de todo contingente el tener precisamente una esencia, y
con ello un eidos que habrá que
captar en su pureza; eidos que está
sujeto a verdades esenciales de diverso grado de universalidad. Un objeto
individual no es meramente individual, sin más, un "eso que está ahí”, un
objeto único; tiene, en cuanto constituido en sí mismo de tal o tal manera, su
modo de ser peculiar, su porción de predicables esenciales que deben convenirle
(como a ser cual es en sí mismo), para que puedan convenirles otras
determinaciones secundarias, contingentes.
Así, por ejemplo,
todo sonido tiene en sí y por sí una esencia y, como superior, la esencia
universal "sonido en general", o más bien, "acústico en
general", entendida como el momento o aspecto que se destaca del sonido
individual (aislado o por comparación con otros como "lo común" a
ellos). Igualmente, toda cosa material tiene su propia esencia específica, y
sobre ella la esencia universal "cosa material en general", con
determinación temporal en general y duración, figura y materialidad en general.
Todo lo que pertenece a la esencia de un individuo puede tenerlo otro
individuo, y las esencias universales supremas de la índole que hemos señalado
en los ejemplos aducidos limitan regiones o categorías de individuos.
§ 3. Intuición esencial e intuición individual
Primero designó el
término ,esencia" lo que se encuentra en el ser propio de un individuo
como siendo lo que él es. Ahora bien, todo "lo que" puede "ser
puesto en idea". Una intuición empírica e individual puede transformarse
en una intuición esencial (ideación), una posibilidad que hay que entender no
como empírica, sino como esencial. Lo intuido es entonces la correspondiente
esencia pura o eidos, bien sea la
suprema categoría, bien una división de la misma, hasta descender a la plena
concreción.
Esta intuición que
nos da la esencia, y, a veces, originariamente, puede ser adecuada, como la que
nos podemos procurar fácilmente, por ejemplo, de la esencia del sonido; pero
puede también ser más o menos imperfecta, inadecuada, y esto no tan sólo con
respecto a una mayor o menor claridad y distinción. Es cosa propia de la índole
de ciertas categorías esenciales el que las esencias a ellas correspondientes
sólo puedan ser dadas "por un lado", en una manifestación simple y
aislada, o por varios lados sucesivamente, pero nunca "por todos
lados"; correlativamente, sus correspondientes singularidades individuales
se pueden experimentar y representar tan sólo en intuiciones empíricas
inadecuadas, "por un solo lado". Esto vale para toda esencia
referente a cosas, y por cierto según todos los componentes esenciales de la
extensión o de la materialidad; más aún, mirando más de cerca (como lo harán
evidente los análisis que seguirán), vale para todas las realidades sin más,
respecto de las cuales las vagas expresiones "por un lado" y "por
varios lados" recibirán significaciones determinadas y se diversificarán
diversos tipos de inadecuación.
Por ahora baste la
indicación de que ya la forma especial de la realidad física sólo puede darse,
en principio, en “proyecciones" meras unilaterales; y que también, prescindiendo
de esta inadecuación que perdura en cualquier proceso de intuiciones continuas
y a pesar de lo que se gana con ellas, toda propiedad física nos arrastra a una
serie infinita de la experiencia; que toda multiformidad de la experiencia de
tal modo dilatada, deja abierta determinaciones más precisas y nuevas de las
cosas, y así in infinitum.
Sea de la índole
que sea la intuición individual, adecuada o no, puede sufrir el cambio en
intuición esencial, y esta última, sea correspondientemente adecuada o no,
tiene el carácter de un acto que da algo. En lo cual está implicado esto: La esencia (eidos) es un objeto de nueva
índole. Así como lo dado en la intuición individual o empírica es un objeto
individual, lo dado en la intuición esencial es una esencia pura.
Nos hallamos aquí
no ante una analogía meramente extrínseca, sino ante una comunidad radical.
También la intuición esencial es rigurosamente intuición, como el objeto
eidético es rigurosamente objeto. La universalización de los conceptos correspondientes
entre sí, "intuición" y "objeto", no es una ocurrencia
caprichosa, sino algo impuesto forzosamente por la naturaleza de las cosas. La
intuición empírica, especialmente la experiencia, es conciencia de un objeto
individual, y, como intuitiva que es, "lo lleva o conduce a ser
dado"; como percepción, lo lleva a darse originariamente a la conciencia
para que capte el objeto "originariamente", en su mismidad personal.
De idéntica manera es la intuición esencial conciencia de algo, de un
"objeto", de un algo a lo cual dirige su mirada y que en ella se da
"en sí mismo"; pero que luego puede ser representado en otros actos,
ser pensado de una manera vaga o clara, constituirse sujeto de predicaciones
verdaderas y falsas, ni más ni menos qué todo "objeto" en el sentido
necesariamente lato de la lógica formal-. Todo posible objeto, o, dicho
lógicamente, todo sujeto de posibles
predicaciones verdaderas, tiene precisamente sus modos de presentarse a una
mirada que lo representa, lo intuye; a veces lo alcanza en su “mismidad
personal", lo "capta" anteriormente a todo pensar predicativo.
La intuición esencial es también intuición, y es contemplación en sentido pleno
y no una mera y quizá vaga representación; es una intuición que da
originariamente y que capta la esencia en su mismidad "personal".
Mas, por otra parte, es una intuición de una índole en principio peculiar y
nueva frente a los tipos de intuición que pertenecen correlativamente a las
objetividades de otras categorías, y en especial frente a la intuición en el
sentido estricto usual, esto es, la intuición individual.
Verdad es que en la
índole peculiar de la intuición esencial está el que tiene por base un capítulo
o partida de intuición individual, a saber: un aparecer, un dejarse ver lo
individual, aunque eso no sea una aprehensión del mismo y en manera alguna una
posición de él como realidad; cierto también que, en consecuencia de eso, no es
posible intuición alguna esencial sin la libre posibilidad de volver la mirada
a un "correspondiente" individual y de formar la conciencia de un
ejemplar, como tampoco, a la inversa, no es posible intuición individual alguna
sin la libre posibilidad de realizar una ideación y de dirigir en ella la
mirada a las correspondientes esencias que se ejemplifican en lo individualmente
visible; pero eso no altera en nada el hecho de que por ambas partes los tipos
de intuición son en principio distintos y, en proposiciones como las que
acabamos de enunciar, se manifiestan tan sólo sus relaciones esenciales. A las
diferencias esenciales de las intuiciones corresponden las relaciones
esenciales entre "existencia" (evidentemente, aquí en el sentido de
lo que existe individualmente) y "esencia", entre hecho y eidos.
Guiados por esas relaciones, captamos con nitidez las esencias conceptuales
correspondientes a esos términos y desde ahora firmemente coordinadas, con lo
que quedan limpiamente eliminadas todas
las ideas, en parte místicas, adheridas sobre todo a los conceptos eidos (idea)
y esencia.
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